sábado, 16 de octubre de 2010

Más sobre la Historia del Calzado


Al ser humano le fue necesario calzarse desde muy pronto, de acuerdo a la temperatura y a los riesgos de su entorno, el hombre prehistórico ideó un método para preservar sus pies de frío, calor, piedras, espinas, mordeduras de animales etc. Así es como nace la primera versión de la sandalia de paja trenzada en civilizaciones de clima cálido y se crean las abrigadas botas de piel animal en continentes de bajas temperaturas. En épocas históricas el calzado llegara a ser rápidamente un accesorio de lujo para la clase social dirigente, mientras que el pueblo llano va a pie desnudo o mal calzado. En Mesopotamia, eran comunes los zapatos de cuero crudo, sujetos por tiras del mismo material. Los coturnos, caracterizados por una suela de mayor espesor que les daba altura, eran símbolos de alta posición social.

En Egipto los sacerdotes debían usar exclusivamente sandalias hechas con fibras de papiro. Los faraones usaban suntuosas sandalias con la punta elevada hacia el empeine, en la suela llevaban la representación artística de los enemigos vencidos, cuyo contenido simbólico, apoyado en la magia, era aplastarlos una vez más, a cada paso.

Unos 1.100 años a.C. los asirios usaron unas botas de cuero hasta media pantorrilla, sujetas con cordones y con suela provista de un refuerzo metálico. Se sabe que asirios e hititas, unos y otros expertos zapateros, disponían de botas militares con los pies izquierdo y derecho diferenciados. La bota de la infantería asiria tardó mucho en ser adoptada por los soldados griegos y romanos. De pelear descalzos, éstos progresaron hasta adoptar las sandalias con suelas claveteadas, y tanto griegos como romanos sólo se equipaban con botas gruesas para largas travesías a pie. En tiempo frío, estas botas solían estar forradas con pelo y adornadas en su parte superior con la cola o zarpa colgante de algún animal.

En la Grecia antigua el general Alcibíades ejercía el arte de la fabricación de zapatos lo mismo que Iphicrates nacido en el 415 a.C hijo de un zapatero, se inclina por el arte de la guerra, a los 20 años crea un modelo de calzado para sus soldados los Iphicratides.

Eran muy celosos de de su libertad e independencia, el zapatero-curtidor Simón de Atenas rehúsa seguir a Pericles a la cabeza de la república griega en estos términos “Yo no vendería mi libertad por todos los tesoros de Grecia”.

Las pieles se curtían con alumbre y eran muy costosas, con grasa de cerdo o con aceite les daban flexibilidad. Usaban extractos derivados de vegetales, coníferas, raíces y frutas de acacia y corteza de roble, para mediante el tanino, poder teñirlas. Muy a menudo los zapateros mismos curtían el cuero, pero también existía el oficio del curtidor, debido a los olores desagradables que emanaban de las instalaciones, no gozaba de prestigio.

En Grecia el calzado más común entre los hombres era unas abarcas de piel de buey ajustado al tobillo mediante cuerdas entrelazadas, en los estratos sociales más elevados se usaban sandalias más o menos lujosas y luego, el borceguí y la bota.

Las mujeres usaban una especie de zapatilla que cubría solo los dedos y la parte anterior del pie, las sandalias griegas correspondían a la solea romana, que usaban los hombres y mujeres en sus hogares como los calceus, que cubrían todo el pie.

Los griegos usaron la sandalia de cuero y la bota masculina hasta la pantorrilla con aplicaciones de metal, usando modelos diferentes para el pie izquierdo y derecho. A partir del año 600 a.C., las mujeres griegas de la clase alta adoptaron un calzado de cuero similar, ajustado al pie, y los colores de moda eran el blanco y el rojo. En los tiempos más antiguos, aún los militares, iban descalzos y sólo en períodos posteriores comenzaron a emplear zapatos, aunque permanecieron descalzos dentro de las casas.

Los primeros zapatos que usaron estaban formados por una suela de cuero, de madera o de fibra vegetal asegurada al pie por medio de correas. El Krepidoi, llevado por ambos sexos para viajar con mal tiempo y para hacer largos tramos en condiciones difíciles, los femeninos eran más flexibles, podían colorearse, y tener plataforma de corcho para ganar algún centímetro en estatura.

En Roma el emperador Calígula calzo muy bien a su armada. Los zapateros romanos fabricaban soberbias chinelas y sandalias en cuero bordado.

Después de un periodo de grandeza en la época Galo-Romana y hasta Carlomagno, las invasiones bárbaras y las luchas internas en el reino debilitan la economía del imperio. Los artesanos se aprovisionan del cuero necesario para la fabricación de calzado y los arreos de las caballerías, el cuero para estos últimos se trae desde Hungría, y el utilizado para zapatería y otros menesteres de Córdoba en España, el famoso “cordobán”.

En Francia los artesanos comienzan a agrupase en corporaciones artesanales desde el siglo XI, las reglas que rigen estás corporaciones son sumamente estrictas, por ejemplo:

-Prohibición de trabajar con luz artificial.

-Obligación de realizar un trabajo sin defectos, efectuado según las reglas del arte. Los transgresores de esta regla podían ser castigados a prisión, con multas e incluso con suplicios en la plaza pública.

-En Bretaña, los zapateros de una misma corporación estaban obligados a reparar gratuitamente los zapatos de los clientes del colega que cayera enfermo a fin de asegurarle unos ingresos.

Es necesario esperar al reinado de Enrique IV -rey de Francia entre 1589 y 1610- para ver como la industria del cuero toma importancia en el país

Jean-Baptiste Colbert (1619-1683) ministro del rey de Francia Luis XIV desarrollo el comercio y la industria con importantes intervenciones estatales, establece una relación de oficios y manda elaborar la redacción de las primeras obras técnicas.

La agrupación de cofrades de un mismo oficio quedan prohibidas. Vemos aparecer las sociedades secretas ya a mitad del siglo XV, así nacen los compañeros zapateros-boteros. En los registros de estas sociedades no figuran más que los apodos de sus componentes para evitar las persecuciones. La admisión de las corporaciones en el seno de los “Compagnons” se producirá con lentitud y tardíamente culminando hacia 1870. Hacia 1854 se contaban cinco sociedades de compañeros zapateros-boteros.

Personajes celebres han sido zapateros o aficionados a la zapatería entre ellos: El botánico Carl Von linne, el profeta Mahoma, el poeta Hans Sachs inmortalizado por la obra de Richard Wagner : Los maestros cantores de Nuremberg, el escritor ruso Leon Tolstoi y muchos otros.

Las notas para la introducción anterior han sido tomadas de Histoire de la cordonnerie et des cordonniers
FUENTE
Bibliotecaria
San Nicolás, Buenos Aires, Argentina

miércoles, 6 de octubre de 2010

La Historia de la Industria del Calzado en León - Guanajuato. México



La ciudad de León en el estado de Guanajuato - México, tiene una historia de la industria del calzado que ha publicado "Buenastareas" y que nosotros reproducimos como un ejemplo de esfuerzo y sacrificio en beneficio de la industria del Calzado.
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El dato más antiguo que el Archivo Histórico Municipal registra referente a la manufacturación de calzado en la Villa de León es del año 1645. Andrés González Cabildo es el nombre del artesano zapatero más antiguo. Hay además otra referencia del mismo año: Gregorio López Hermoso, originario de Torrijos, España, regidor del ayuntamiento, quien además tenía su taller de zapatos.
En el año de 1719, el Virrey Don Baltazar de Zúñiga y Guzmán, Marqués de Balero, mandó que se levantara el primer censo de la Villa de León.
En dicho documento se consigna la existencia de 36 casas en las que se elaboraba zapato, tanto por españoles, como por indios y mulatos. Había en la Villa por aquel entonces, 2,896 lugareños.
Entre 1808 y 1809, los zapateros leoneses comenzaron a constituirse como gremio. Muchos años atrás, en 1765, lo habían hecho ya tejedores y curtidores.
Según el censo de 1869, se encontraban en nuestra ciudad 50 "Zapaterías", decir, casas-taller en las que las familias conformaban unidades de producción artesanal.

Corría el año de 1881 cuando el Sr. J. Isabel Macías funda su fábrica de calzado, una de las primeras de la ciudad que lograron consolidarse, pues 28 años después, en 1909, este destacado industrial se enorgullecía de ser el "Único Gran Premio" en la exposición de aquel entonces.
Al inundarse la ciudad en el año 1888, los leoneses padecen uno de los desastres más grandes de su historia, factor que obligó a muchos zapateros a emigrar a Puebla, México y Monterrey, a pesar de que la Junta Central de Socorros ayudó considerablemente a 332 maestros zapateros y a 82 oficiales del mismo gremio, dotando a los primeros con 300 herramientas cuyo valor ascendía a $694.93 pesos, así como la cantidad en efectivo de $2,300.00 al tiempo que, a los segundos se les dio $255.00.
Puede afirmarse que, después de aquella catástrofe, renace con nuevos bríos la industria del calzado.
Para 1904 la ciudad contaba con 1,287 talleres que ocupan a 2,759 Zapateros, de los cuales 1,500 eran hombres en edad adulta, 100 mujeres y 1,000 jóvenes. En este año se gastaron en materiales para la fabricación de calzado $1, 139,487 pesos, en tanto el valor de las exportaciones ascendió a $3, 802,107 y el capital de trabajo a $4, 983,874 pesos.

Entre las factorías de esa época destaca "La Nueva Industria", fundada en 1872 por Don Eugenio Zamarripa. Esta empresa, que se dedica a la curtiduría y a la fabricación de calzado, señalaba en sus mensajes publicitarios del año de 1910 que sus productos eran "Especiales para la exportación y fabricados con suela interior de cáscara de encino".
En el año de 1905, el Sr. Tereso Durán pone a andar un pequeño taller de fabricación de calzado al que da por nombre "El Templo del Trabajo", con un capital de 42,000 pesos. Al comienzo de su operación daba empleo a dos oficiales, pero cinco años más tarde ocupaba a 250 obreros.
En otros renglones se dice que quien introdujo el clavo y la tachuela fue Don Antonio Valadez; que Efrén Torres inventó el cerco y lo proveía; que la familia Vilches del Coecillo hacía las cuchillas; que se contaba con las hormas fabricadas por "La Victoria"; que para cajas de envase estaban "La Industrial" y "La Constancia", además de Don Guillermo Romero, que llegó a León haciendo cajas; y finalmente, se dice que Don Juan Arias fue el primer charolero.
A principios del siglo XX la industria del calzado cobra auge y se convierte, junto con la industria textil, en la actividad económica más importante de León. Para entonces se encontraba, entre otras máquinas de coser, con las de la marca "La White" que al principio no se vendían sino se rentaban.
Para 1920 León era llamada la Ciudad de los Talleres. Ya en este año se encontraban concentrados en el Barrio Arriba gran cantidad de tenerías y zapaterías, algunas de ellas movidas por energía eléctrica y, según consta en el Archivo Histórico, este año se inicia la fabricación de hormas a una escala mayor por "Especialistas".
Puede decirse que en los años veinte se presenta otro repunte en la industria.
En esta década, algunos fabricantes que ya llevaban muchos años haciendo calzado ven consolidarse sus factorías. Tal es el caso de Don José R. Moreno y la fábrica Hernández Hermanos, mejor conocida como la Atila, la cual llegó a contar con 200 obreros que laboraban repartidos en tres turnos y que producía calzado para obreros y campesinos.
Estaba también la fábrica Cruz de Hierro; la de Don José Durán en la calle La Brisa esquina con Palo Cuarto; Morales Hermanos con la marca La Vencedora; Don Elías Mezquita, artesano del calzado que hacía pares sueltos de excelente manufactura y cuya especialidad fueron las Botas Federicas; Rafael Chávez e Hijos, productores de calzado de hombre; Jesús Vargas; la fábrica de calzado para dama Ortiz Cabrera y la de Castillo Hermanos.
Después de ser una ciudad rebocera, a lo largo del presente siglo va disminuyendo paulatinamente esta industria, al tiempo que, por el contrario, la industria zapatera se incrementa aceleradamente.
En 1809 había en León 634 talleres de rebocería que ocupaban 4,000 artesanos. Para 1900, el número de leoneses empleados en esta actividad disminuye a 3 mil 354, y para 1908 a 2,070. Asimismo, para 1908 había 2,750 leoneses trabajando en 1,287 talleres de calzado, es decir, más de 1,250 hogares.
Es también en esta época cuando algunas picas amplían su tamaño y organización, dando lugar a grandes talleres que basan su producción en la mano de obra asalariada, y que alcanzaba a sacar hasta 200 pares a la semana.
En estos talleres se ocupaba a un buen número de ensueladores que en ocasiones, rebasaba los 25 (Para esos años, un ensuelador hacía como 15 pares diarios). Aparecen máquinas de coser suela como la Landis y Adrian Brusch, y la Astraus para montar. Surgen los talleres de maquila.
La maquinaria se importaba de una compañía llamada United Shoe Machinery. Al principio con maquinaria alemana como Moenus y Atlas.
El 24 de mayo de 1926 queda constituida la Unión de Fabricantes de Calzado de León, cuyo presidente fundador fue el Sr. José Padilla Moreno y el primer secretario el Sr. Ignacio L. Hernández.
La unión tenía por objeto "La organización social de la clase y el adelanto y mejoramiento moral, intelectual, material y profesional de sus miembros; así como la defensa de los intereses de la industria de zapatería en esta Ciudad, procurando su progreso y defendiéndolo de competencias indebidas."
La creación de la Unión de Fabricantes de Calzado de León marca el comienzo de esta experiencia conjunta tan valiosa: compartir la historia del desarrollo de este sector industrial tan representativo.
Para 1933, de acuerdo a la Monografía del maestro Gilberto Jiménez, había en León 10 o 12 talleres grandes, 200 medianos y 800 pequeños que en total agrupaban a 10,000 obreros de ambos sexos y producían diariamente 700 pares. El importe de la producción vendida ascendió a 30 millones de pesos.
Tomando en consideración que en el censo de 1930 la población leonesa era de 99,457 habitantes, de los cuales 28,211 corresponden a la población económicamente activa, podemos decir que a principios de esta década la industria zapatera absorbe de esta un 35%, aproximadamente.

En lo que a la venta de zapatos se refiere, en los treinta aparecen nuevas formas de comercialización, además de los "Tiraderos o baratero" e intermediarios a crédito. Tal parece, que para esta fecha se incrementaron los almacenistas y compradores foráneos que pagaban al contado y se hospedaban en hoteles de la zona comprendida entre la plaza principal y el mercado de la Soledad. Hasta ahí iban los productores con sus canastos de (Tipo panadero) a buscarlos.
EL CAMINO DE LA MONO INDUSTRIA; Para 1941 se contaba en la ciudad 4,059 establecimientos industriales, comerciales y de servicios, de los cuales 1,315 se dedicaban a la fabricación de calzado, ocupando en total a 19,940 personas, esto es, el 47. 39% del total de la población económicamente activa registrada.
Además de los establecimientos productores de calzado aparecen 12 fábricas de huaraches que ocupan a 150 personas, una fábrica de pantuflas que emplea a 48 personas y tres fábricas de sandalias en la que laboran otras 24.
Es precisamente la época de la II Guerra Mundial cuando la industria zapatera leonesa marca el despegue que a la larga la convertiría casi en mono industria. Entre otros factores se encuentra el hecho de que los Estados Unidos de Norteamérica importaban gran cantidad de calzado producido en nuestra ciudad de León, a la vez que algunos empresarios que se organizaron para exportar sus procesos productivos que de inmediato aplicaron a sus centros de producción.
Cía. Mfra. de Calzado Emyco es una empresa mexicana fundada el 14 de Diciembre de 1926 por 3 visionarios hombres de empresa Don Jesús Escamilla, Don Daniel Martínez y Don Felipe B. Martínez Chapa, con el nombre Escamilla Martínez y Compañía, comenzando con un grupo de 20 trabajadores que alcanzaban una producción de 120 pares semanales en un pequeño taller con 66 metros cuadrados ubicado en la calle 5 de febrero casi esquina con Libertad.
En 1934 se constituye la nueva razón social como Cía. Mfra. de Calzado Emyco, S.A. de C.V.
En 1945 se establece la fábrica en la calle 5 de febrero, Zona Centro.
En 1968 se amplía la producción en la planta ubicada hasta hoy día (Blvd. Adolfo López Mateos).
En 1977 Recibió el preciado galardón del “San Crispín de Oro”
En 2007 Recibió nuevamente el galardón del “San Crispín de Oro”
Actualmente Grupo Emyco participa en Ferias de calzado Nacionales e Internacionales
SAPICA (Salón de la piel y el calzado) es la feria del calzado primera en importancia en Latinoamérica y segunda en el continente, donde se muestran y se comercializa calzado y marroquinería.

martes, 5 de octubre de 2010

Zapatos para prevenir las caidas


Los iShoes es el nombre de unos "zapatos inteligentes" que ha desarrollado la NASA y el Instituto de Tecnología de Massachusetts, en Estados Unidos. Este tipo de calzado tiene un sensor que mide los movimientos y una alarma que avisa si uno se tambalea. Los zapatos se inspiraron en los sistemas que emplean los astronautas al volver de los viajes espaciales. Este invento se debe al investigador de la Universidad de Harvard, Erez Lieberman; sus investigaciones se encaminaban a solucionar el problema de equilibrio que padecen los astronautas cuando vuelven de sus misiones espaciales. Estos sensores colocados en los zapatos de personas mayores, puede evitar o prevenir las caidas y en caso de que se produzcan, una alarma avisaría a los familiares de que se ha producido un accidente, incluso, con la aplicación de un diminuto GPS, se podría detectar la zona de la caida y poder llegar para auxiliarlos. Nos parece una idea de ciencia ficción, pero quizás en un futuro las cosas se hagan así de sofisticadas.....